Educación y brecha digital en tiempos del COVID-19. Perfiles y problemáticas experimentadas por el alumnado juvenil para afrontar sus estudios durante el confinamiento.
Educación y brecha digital en tiempos del COVID-19. Perfiles y problemáticas experimentadas por el alumnado juvenil para afrontar sus estudios durante el confinamiento.
Cita APA:
Kuric Kardelis, Stribor
; Calderón Gómez, Daniel ; Sannmartín Ortí, Anna (2021). Educación y brecha
digital en tiempos del COVID-19. Perfiles y problemáticas experimentadas por el
alumnado juvenil para afrontar sus estudios durante el confinamiento, Revista de
Sociología de la Educación-RASE, Nº 1, págs. 63-84.
Palabras clave:
Educación online, COVID-19, brecha digital,
análisis cuantitativo.
Resumen:
En este artículo
analizamos los principales perfiles y problemáticas experimentadas por el
alumnado de secundaria (obligatoria y postobligatoria) y de estudios
universitarios para afrontar el curso académico durante el confinamiento debido
a la pandemia del COVID-19. A partir de un análisis cuantitativo bivariado y
multivariable, basado en la reciente investigación De puertas adentro y
pantallas afuera. Jóvenes en confinamiento (Sanmartín et al., 2020), mostramos
cómo los grupos sociales más vulnerables han tenido más dificultades para
continuar con la educación online. Además, elaboramos una tipología de
dificultades experimentadas por el alumnado (Q1-sin problemas importantes,
Q2-problemas técnicos, Q3problemas psico-sociales, Q4- problemas de
competencias) que nos permiten dimensionar los diferentes tipos de dificultades
según las características sociodemográficas de los sujetos. La falta de
competencias es la problemática más extendida para continuar con los estudios, si
bien las condiciones estructurales (falta de tiempo y espacio, acceso a las
TIC, estado anímico, etc.) son especialmente relevantes entre los grupos
sociales más vulnerables (clase social baja, población extranjera, áreas
rurales, mujeres).
Conclusión:
El conocimiento estadístico sobre los determinantes sociales del fracaso escolar resulta de gran ayuda a la hora de analizar las realidades escolares de cerca, como lugar de acciones e interacciones múltiples (Lahire, 2008: 58). Una vez constatados los datos de esta investigación, convendría desplegar mecanismos metodológicos cualitativos que permitieran analizar las experiencias y la realidad particular en la que viven estos estudiantes. En cualquier caso, el freno de la actividad presencial en los centros educativos ha iluminado las desigualdades sociales preexistentes y nos ha planteado el reto de reestructurar colectivamente los sistemas pedagógicos para que la segregación no vaya en aumento (Giroux et al., 2020). Como destaca Martín Criado (2018), la retórica sobre los problemas educativos suele tener como punto ciego la desigualdad de clases, de forma que suele culpabilizar al alumnado de clase baja de falta de voluntad y esfuerzo, así como al profesorado de falta de motivación, mientras se invisibilizan los problemas estructurales y se desmantela el sistema público de educación. De este modo, la desigualdad a la hora de afrontar retos académicos es un elemento estructural previo a la pandemia, pero la situación de confinamiento ha intensificado muchas de las dificultades experimentadas por el alumnado se han visto intensificadas. Algunos ejemplos se pueden concretar en el incremento de cargas familiares fruto de la reorganización de los modelos de convivencia con el teletrabajo y el telestudio, la aparición de nuevas tareas de cuidados para suplir a las personas de mayor edad —con perfiles de riesgo— en su función de garantes de la estabilidad familiar (Bloise y Aguado-Bloise, 2019), o la pérdida de poder adquisitivo ante la destrucción masiva de empleo juvenil. Por otro lado, el cuestionamiento del profesorado se ha convertido en una salida frecuente por parte del alumnado a la hora de justificar las problemáticas a las que se enfrentan. Sin embargo, podemos plantear la hipótesis de que también se está produciendo el efecto contrario, una revalorización de la educación tanto presencial como telemática y de la figura del profesor o profesora como garante de una educación de calidad. Esto también nos podría ayudar a explicar el posicionamiento especialmente crítico del alumnado universitario. Todavía es pronto para pronosticar la evolución del sistema educativo, pero resulta evidente que las carencias enfatizadas por el contexto actual deben formar parte de los debates entre los agentes implicados en su diseño: alumnado, familias y asociaciones de AMPAS, profesorado y perfiles profesionales técnicos y políticos.
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